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Enséñame a volar

sábado, 20 de marzo de 2010

13. ~Capítulo 12: Sin palabras~

- Una buena ducha es lo mejor tras un partido en la playa... -decía para mí misma mientras abría el grifo dejando que el agua se calentara mientras me desvestía- ¿Debería decirle a Hika lo de su admiradora...? No, mejor no se lo digo; seguro que si se lo dijera, se moriría de la vergüenza y no volvería a hablar con Reine... Ja, ja, ja... -comencé a reírme sola, imaginando lo que ocurriría si se enterara-
Por la ventana del baño pude ver cómo el cielo se oscurecía rápidamente y la noche se veía claramente cerca. Por una vez en mucho tiempo, me posé en la ventana, mirando las estrellas, olvidando el ruido del agua caer, del viento moviendo los árboles, olvidando el ruido extraño de mi corazón.
- Yuuto... -suspiré cansada- Vuelve... Quiero que... -volví a suspirar y me giré hacia la ducha- Bah, contarle mis deseos a las estrellas no servirá de nada. Nunca le volveré a ver... Y todo por mi culpa. -me metí en la ducha y comencé a ducharme desganada.

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Llegamos a la habitación de Hikaru y mi hermana, Hikaru, mirándome con curiosidad en saber en qué pensaría, abrió la puerta con la llave lentamente.
- ¿Estará Aizu en la habitación...? -susurré mirando el interior de la habitación con detenimiento-
- Pues no lo sé, quizás esté en el baño o haya salido a comprar algo...
- ¿A estas horas? -pregunté con mala cara- ¿Y si le pasa algo? -dije mirándole con fiereza mientras entraba en la habitación y dejaba mi chaqueta sobre una de las camas-
- No creo que le fuese a pasar nada... Ella sabe defenderse so...
- Voy a buscarla. -dije apresuradamente mientras me giraba de nuevo hacia la puerta-
Ante de poder dar siquiera tres pasos comencé a oír una hermosa voz que me paralizó, algo que me hizo clavarme en el sitio sin poder moverme. Cantaba una canción que se me hacía familiar, una canción que una vez antes había escuchado y cantado.
- Aizu... -susurré girando levemente la cabeza, mirando una puerta en la esquina de la habitación-
El sonido de su voz resonaba dulcemente por la habitación, solamente podía escucharse su canción.
-¿Yuuto...? -interrumpió Hikaru en el silencio tras unos segundos- ¿Qué te...?
- Mil palabras. -susurré mientras cerraba la puerta de entrada al cuarto y me dirigía hacia la cama donde había soltado mi chaqueta-
- ¿Mil palabras? Ah, ¿la letra de la canción? -preguntó mientras se sentaba a mi lado-
- Sí, la cantamos una vez hace mucho tiempo.
- ¿De verdad? -sonrió Hikaru- Pues canta muy bien, solo la he escuchado cantar un par de veces y me encanta. Pero nunca oí esta canción... -me dijo mirándome sonriente-
- Bueno, la cantamos hace mucho, una sola vez a dúo, aún recuerdo la letra, pero nunca imaginé que ella la seguiría cantando. -suspiré mientras me levantaba- Oye, deberíamos avisar de que estamos aquí, ¿no crees?
- Si es por miedo a que salga desnuda, tranquilo, nunca lo hace. -rió Hikaru- Además no quiero molestarla mientras canta, sé que cantar le libera de muchas cosas, así que déjala; cuando salga ya nos verá. -sonrió- Bueno, vamos a ver donde duermes hoy, ¿no?
- Claro, claro... -sonreí con un suspiro. Debía admitir que Hikaru no era un mal chico, pero mi instinto protector sobre Aizu se negaba a aceptar que un chico que trata con ella pudiera ser buen chico-
Hikaru sacó de debajo de una cama otra cama más fina. ¿De dónde había salido?
- Verás, es que esta habitación estaba preparada para cuatro personas, pues tiene un baño y todo, y me la dieron a mí. Soy, o era, muy tímido y estaba marginadillo... El director, para molestarme, me dio esta habitación para meterme con tres personas desconocidas que me hiriesen, pero llegó Aizu y... ¡Tachán! Al director le salió el tiro por la culata. -rió divertido Hikaru-

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Oí algo fuera justo cuando salía de la ducha, alguien riendo.
- ¿Hi-Hikaru? -pregunté acercándome a la puerta para ser oída, aunque con miedo de que no fuese Hikaru-
- Sí, y te traigo un regalito. -respondió Hikaru  alegremente-
- ¿¡Un regalo!? -grité felizmente mientras, lo más rápido posible me vestía. Con las prisas me puse la camiseta del pijama del revés, pero no importaba. Me recogí el pelo en dos coletas para no mojarme demasiado el pijama, y abrí la puerta velozmente- ¿Un regalo? -grité saliendo del baño alegremente-
Al ver a Yuuto me quedé paralizada, con los ojos abiertos como platos, mirándole a los ojos mientras todo lo demás desaparecía. Dejé de oír el sonido del viento, y el de mi corazón, una vez más. Solamente escuchaba la respiración de él y la mía, al compás.

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Sus ojos se clavaron en los míos. Quizás haber venido no era una buena idea... Quizás ella no quisiera verme más, quizás me odiara por razones que yo no conseguía entender. Noté cómo se me resecaba la boca y mis manos se llenaban de tensión, noté cómo me dolían los ojos, cómo el tiempo se detenía, eterno, sobre una respuesta: ¿qué sentía ella?
- Yuuto... -susurró Aizu mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios-
No sé cómo, pero mi cuerpo reaccionó ante esas palabras acercándose y abrazándola con toda mi alma. Noté cómo lágrimas resbalaban por mis mejillas, y cómo las lágrimas de ella desaparecían en mi camisa.

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- ¿¡Dónde diablos te habías metido!? -dije abrazándole con fuerza, con temor a volver a perderlo- Creía que... No volverías... -sonreí mientras el tiempo volvía a ponerse en marcha, mientras volvía a escuchar el latido de un corazón, el de Yuuto.-

1 comentario:

  1. sigue sigue sigue! *O* no lo lei..no sabia que lo habias puesto nuevo! o_o pero ahi estaba yo como buena aly que soy jejeje :3 xD

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