¡Afílianos!

Enséñame a volar

viernes, 7 de mayo de 2010

21. ~Capítulo 20: Una puerta~

Corrimos por la ciudad, atestada de gente. Parecía completamente imposible encontrar a Hikaru entre tanta gente, pero teníamos que hacerlo.
- ¡Yuuto y yo buscaremos por la zona noreste! -grité mientras cogía a Yuuto por la muñeca, obligándole a seguirme- ¡Aizu y Leocadia, buscad por el centro!
Era más probable que Hikaru fuese hacia la entrada de la ciudad, o al menos, hacia la entrada por la que nosotros habíamos pasado. Hikaru pretendía volver al instituto, estaba segura.
- Ailyn... -dijo de pronto Yuuto mientras caminábamos a toda prisa. Le miré haciendo una mueca- No entiendo qué ocurre... Sé que algo sucedía con Reine... Sé que algo no está bien, pero... ¿El qué? -dijo parándose en la calzada, mirándome con el ceño fruncido- Hikaru y los demás han vuelto con ropas extrañas, has dicho que tendríamos que matar, incluso has dicho que quien no sea capaz se quede pero... ¿Se puede saber qué pretendes? Es normal que Hikaru escape, yo lo habría hecho, pero hay algo en todo esto que me dice que no lo haga... -suspiró mientras bajaba la cabeza- ¿Qué...? -volvió a mirarme, fija y duramente- ¿Qué pasará a partir de hoy? ¿¡Qué está sucediendo!? -gritó mirándome con algo que podría ser odio-
- Yuuto... -murmuré poniendo mala cara, aunque en el fondo lo entendía.- Está bien. Te lo contaré de camino.
Yuuto no parecía muy convencido, pero no le quedó otra que seguirme. Fuimos, algo más calmados, hacia la entrada de la ciudad.
- Luonessi está en una dimensión paralela. -comencé a explicar mirando hacia todos lados, buscando a Hikaru- Hay algo que las autoridades de este mundo no quieren que sepamos: ambas dimensiones tienen una conexión, ¿y sabes qué? Ambas dimensiones tienen consciencia de que existen, es decir, tanto nuestra dimensión, como la otra, se conocen. Las autoridades de ambas dimensiones están enfrentadas; aquí hay mucho avance mágico, mientras que allí hay mucho avance tecnológico.
- ¿No existe la magia, como tú la llamas? -preguntó Yuuto buscando la cara de Hikaru entre el mar de rostros con los que nos cruzábamos-
- Sí que existe, pero no la utilizan como aquí. Allí es algo como... Caminar. Sencillamente, no saben apreciarlo del todo. Además hay otras razas que aquí no conocemos. Hay una raza llamada "Humanos". A veces la gente se llama entre ellos mismos "humanos", pues una leyenda decía que un humano creó a las demás razas... Tonterías. -suspiré- Allí habitan los humanos propiamente dichos, y conviven con otras razas, algunas que existen aquí, otras que no...
- ¿Es de allí de donde procedemos Aizu y yo? -preguntó Yuuto de pronto, interrumpiéndome-
- ¿Acaso no recuerdas de dónde vienes? -pregunté incrédula-
Yuuto negó con la cabeza, bajándola ligeramente.
- ¿Sabes? -suspiré- Hikaru me preguntó lo mismo... Y si te digo la verdad... -le miré con fijeza- Podríais proceder de allí. La tecnología está muy avanzada y podrían haberos creado... Lo investigaré.
- Y... -dijo él de nuevo, interrumpiéndome- ¿Cómo sabes todo eso de Aizu y de mí? Ninguno te hemos contado que somos creaciones. -me espetó con voz de pocos amigos-
Suspiré. Sin duda, Yuuto parecía no soportarme.
- Llevo observando a Hikaru mucho tiempo. -dije tras elegir bien mis palabras- Digamos que os conozco a todos demasiado bien, en especial a Aizu. -sonreí- ¿Sabes? Aizu me inquieta. Es la única de la que no acabo de averiguarlo todo... -suspiré-
- Ni lo harás. -graznó Yuuto mirándome por encima del hombro-
Pese al poco respeto que me había tenido, me hizo gracia el gesto y me puse a reír a carcajadas. Parece que esto avergonzó algo a Yuuto, pues se sonrojó y comenzó a caminar más rápido.
- ¿Qué más tengo que saber para estar de acuerdo en viajar hasta Luonessi? -preguntó Yuuto intentando volver al tema de conversación-
- Veamos... Me parece que lo principal es saber por qué vamos. -dije tras meditarlo- El país principal de la otra dimensión, llamada Galya, declarará la guerra a Hylie, país principal de nuestra dimensión, que por tu interés, se llama Klyestie.
- Demasiados lugares. -interrumpió Yuuto- ¿De qué me sirven tantos nombres si los olvidaré mañana? -me espetó de nuevo-
- Vale, vale, antipático. -dije poniendo los ojos en blanco- Si se declara esa guerra, la puerta que separa ambas dimensiones se romperá. Se creará un agujero por el las personas de ambas dimensiones podrán pasar, será el caos. -dije mientras seguía buscando a Hikaru con la mirada- La puerta puede abrirse, pero no por todo el mundo.
- ¿Cómo se enteró el gobierno de Hylie de la existencia de la otra dimensión? -preguntó Yuuto curioso-
- Recibiendo a un chico. -suspiré- Por eso comienzo a creer que provienes de allí. ¿Recuerdas la historia que contaste a Hikaru hace tiempo? Un chico que nació en la otra dimensión, tenía alas y no pertenecía allí, por lo que se las averiguó para cruzar la puerta y venir aquí. El chico procede de Galya.
- Espera... Si Aizu y yo fuésemos de allí... ¡Vamos por el camino erróneo! -gritó Yuuto deteniéndose- Cuando vine a esta dimensión, caí en el bosque que hay tras el instituto. Allí, justo donde planté el árbol del que vive Aizu... ¡Allí está la puerta!
- Te equivocas. -dije tirándole de la manga- Sigamos buscando a Hikaru, corre prisa. -dije mientras volvíamos a caminar con algo más de prisa- ¿Recuerdas cómo llegaste? -Yuuto abrió los ojos sorprendido al darse cuenta de su error- Exacto. No entraste por la puerta normal; los científicos fabricaron una puerta. Esa puerta no funciona.
- ¿Cómo? -preguntó Yuuto- Yo y Aizu llegamos... ¿Por qué no iba a funcionar?
- Sólo funcionó aquella vez. -respondí con tranquilidad- Cuando sembraste aquel árbol para, digamos, revivir a Aizu, la puerta se cerró. La puerta no era otra que la señal oscura que todos veíais en el cielo.
Yuuto pareció sorprenderse al oírme decir todo aquello. Quizás no se terminase de creer que había vigilado, y de muy de cerca, a Hikaru desde hacía mucho, mucho tiempo.
- ¿Sabes por qué escuchaste la voz del chico que había cruzado la verdadera puerta antes? -pregunté esperando no obtener respuesta- Él mató a Aizu.
Yuuto volvió a detenerse. No me giré, continué caminando. Sabía que era demasiada información, demasiadas cosas que enseñar, y que no podría contárselo todo en un día, y aún menos, en una o dos horas.
- Él es la puerta, Yuuto. -añadí mientras seguía caminando. Quizás Yuuto no me seguiría, o quizás, tras detenerse, continuaría detrás de mí, pero sin alcanzarme-
- Quiero cruzar la puerta. Quiero preguntarle por qué lo hizo. -escuché de repente detrás de mí. Giré un poco la cabeza y vi a Yuuto, caminando decidido.- Aún no termino de entender qué es todo esto; aún no sé del todo qué es lo que tenemos que hacer en Luonessi ni lo que sucederá si no hacemos lo que dices que hagamos pero... Iré, con la única condición de que me prometas que esta vez, hacemos lo correcto. -dijo mirándome, con una expresión que no sabría describir-
- Te lo prometo. -dije con una sonrisa confiada mientras se ponía a mi lado y comenzábamos a caminar aún más deprisa, analizando a toda velocidad las caras de la gente.

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Aizu y yo corrimos hacia el centro, las calles estaban llenas: gente de compras, chicos y chicas paseando, ancianos charlando animadamente... Todo un espectáculo que, en estos momentos, preferiría perderme. Corrimos por las calles, esperando encontrar a Hikaru en algún lugar, sin encontrarlo.
- ¿Dónde podría estar? -preguntó Aizu casi sin aliento-
Nos detenimos un rato, sentándonos en una fuente. Hacía calor, o quizás fuese efecto de correr de un lado para otro sin descanso. De pronto vimos a una chica con gafas que llevaba a un chico muy parecido a Hikaru de la mano; el chico, a diferencia de la última vez que vimos a Hikaru, llevaba unas gafas negras y una chaqueta enorme de color blanca, llevaba el gorro de dicha chaqueta puesto, por lo que apenas podía verse el pelo del chico.
- ¿¡Hikaru!? -nos sorprendimos Aizu y yo a la vez-
Por temor a equivocarnos les seguimos, discretamente; o eso intentábamos. La mujer, a veces, se giraba y al vernos se ponía nerviosa, cogiendo al chico de la mano y caminando lo más deprisa que sus tacones le permitían.
- ¿Sabes? Esa mujer me recuerda a alguien... -comentó Aizu mientras la seguíamos, escondiéndonos detrás de un panel de anuncios-
- ¿A quién? -pregunté rápidamente. Cualquier detalle sería esencial para determinar si ése era Hikaru o no-
Aizu se quedó pensativa. Continuamos siguiendo a la mujer que a veces nos miraba a través de sus pequeñas gafas de ejecutiva. Cruzábamos un paso de peatones cuando Aizu me agarró de pronto por la capa.
- ¡Ya sé quién puede ser! -dijo sorprendida- ¡Se parece muchísimo al director del instituto! En esa forma de caminar, de andar y en la forma de la nariz... ¡Tiene que tener algo en común con él! -dijo mirándome con preocupación-
- ¿Y qué? -pregunté confundida- ¿Habrá venido a por él porque no ha ido al instituto?
Aizu aceleró el paso, cogiéndome por la muñeca con fiereza.
- El director odia a Hikaru... ¡El director quiere acabar con Hikaru! -dijo ella con nerviosismo mientras echábamos a correr detrás de la mujer-
Ella, al vernos, apretó al muchacho que seguramente sería Hikaru la muñeca, y ambos echaron a correr; el chico con torpeza. La mujer y el chico intentaron escapar girando por calles concurridas, con la esperanza de que los perdiéramos, pero mi instinto gyokelly no lo permitiría. Cogí la mano de Aizu y trepé hasta llegar a una franja de tejados no muy altos, Aizu me siguió con algo de torpeza, pero desde aquella altura, podíamos ver a la mujer y al chico perfectamente. La mujer no paraba de mirar para atrás una y otra vez, el chico la seguía con torpeza, tropezando a menudo; parecía aturdido. Cuando la mujer se percató de que "la habíamos perdido", se detuvo y comenzó a caminar con más tranquilidad, jadeando. El chico, por su parte, caminaba tropezando, jadeando y sin desviar la mirada del frente. Los seguimos por los tejados durante unos diez minutos, y Aizu avisó a Yuuto y a Ailyn, por móvil, de que creíamos tener a Hikaru. Ailyn se dirigía hacia donde estábamos, pero eso no hizo que perdiésemos a Hikaru y a la mujer de vista. De pronto la mujer sacó algo del bolso. Unas llaves. Apuntó a un coche y Aizu y yo nos miramos. Teníamos que actuar ya, con o sin Ailyn.
- ¡Quieta! -gritamos-
Yo fui hacia el coche, lanzándome encima con un golpe seco, aplastando notablemente la parte superior del coche; Aizu corrió detrás de la mujer, para evitar que escapara. La mujer, al verme, volvió a coger a Hikaru por la muñeca y tiró de él para escapar, pero al girarse, Aizu le cortó el paso. La mujer, al verse acorralada en la calle, pidió ayuda. La gente se alarmó y corría de un lado a otro. Por un momento pensé que la mujer conseguiría escapar, pero de repente llegaron Yuuto y Ailyn detrás de Aizu y terminaron por cortarle todo el paso.
- ¡Hikaru! -gritó Aizu al chico mientras la mujer daba tres pasos hacia atrás, acercándose un poco hacia mí y al coche. El chico no respondió ni se inmutó. Tropezaba al caminar hacia atrás y no miraba al suelo.-
La mujer tropezó y cayó al suelo, haciendo que el chico cayera con ella. Buscó algo en el bolso y sacó un teléfono móvil, comenzó a marcar con rapidez mientras se levantaba y ayudaba a Hikaru a que hiciera lo mismo. Al levantarse, al chico se le cayeron las gafas. Sin duda, era Hikaru, pero le pasaba algo. Sus ojos no tenían brillo, eran grises, estaban entrecerrados y parecían no mirar nada.
- ¡Hikaru! -gritó Ailyn corriendo hacia él y la mujer. La mujer, alarmada, intentó golpear a Ailyn, pero ésta la esquivó con elegancia, sosteniendo el brazo que sujetaba el celular de la mujer y lo giró brutalmente hacia atrás, escuchándose un fuerte "CRAC" en el acto. La mujer gritó de dolor y se dejó caer, soltando a Hikaru. Ailyn cogió a Hikaru por el brazo y corrió hacia mí.
- ¡Corre, vuélvete gyokelly! -me pidió sudando mientras empujaba a Hikaru hacia mí.-
Le hice caso y me convertí en animal, montando a Hikaru en mi lomo. Él, ausente, se agarró a mi pelaje y escalé por la pared, volviendo a los tejados. Debíamos escapar. Yuuto cogió a Ailyn y comenzó a volar con ella en los brazos, y Aizu emprendió también el vuelvo. Ailyn parecía indicar a Yuuto qué camino coger, por lo que los seguí sin problemas salteando obstáculos. Antes de percatarme ya volvíamos a estar en la muralla de la ciudad. Mucha gente nos seguía, pero éramos rápidos, no nos alcanzarían. Escalé y salté la muralla velozmente, era sorprendente que Hikaru, en ese estado, no se hubiera caído. Corrí siguiendo a Yuuto y a los demás durante casi media hora. Estábamos en un frondoso y verde bosque, podía respirarse el olor a flores y a plantas incluso corriendo a esa velocidad; no era un aroma que sólo pudieses percibir al concentrarte. Y así continuamos corriendo, y corriendo.
Por fin, tras mucho, nos detuvimos. Volví a mi forma humana, por suerte, la ropa que me había comprado, no se rompía al convertirme en gyokelly. Estaba exhausta. Bajé a Hikaru de mi espalda y lo senté en el suelo, apoyado contra un árbol. Ailyn se acercó y le examinó las pupilas. Aizu y Yuuto parecían tan cansados como yo.
- Parece que hay algo que lo hipnotiza o lo tiene poseído... -comentó Ailyn examinándolo aún-
- La chaqueta. -dijo Aizu- Quítasela.
Ailyn asintió y lo hizo, al hacerlo, Hikaru cerró los ojos fuertemente y gimió de dolor, cayendo al suelo. Ailyn examinó la extraña chaqueta y la guardó en mi bolsa, que la llevaba ella.
- Tenía un conjuro de hipnotismo... Parece que esa mujer es una buena bruja. -rió- Supongo que despertará dentro de poco, mientras... Descansemos. -dijo con una sonrisa a modo de disculpa- Siento haberos obligado a correr tanto tan de repente... -suspiró sentándose junto a Hikaru- Bueno, tomad.
De su bolso sacó un trozo de pan y una bolsa con queso. Nos sentamos con ella y fuimos comiendo con tranquilidad. Teníamos hambre, pero no queríamos atragantarnos. Así transcurrió una media hora, Hikaru fue despertando y comenzó a comer con nosotros, no recordaba del todo lo que había ocurrido. Se disculpó, no tendría que haberse escapado, pero lo había hecho.
- Es que... No sé qué tenemos que ver en este viaje. -suspiró-

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Volví a narrar lo que le conté a Yuuto, exceptuando el detalle del asesino de Aizu y algunos detalles que no consideraba esenciales. Los chicos parecían incrédulos.
- Y... Ailyn... -susurró Leocadia- ¿Qué tenemos que ver con su guerra?
- Debemos detenerla. -contesté con seriedad- Porque... Si no, desapareceremos todos.
No parecieron creerme del todo, por lo que añadí:
- Nadie más que nosotros puede detenerla. Si se efectuara... El primero en morir sería Hikaru, el segundo, Aizu, el tercero, Yuuto, el cuarto, Leocadia, y así, la gente que ahora tenga que ver con Hikaru, y a su misma vez, aquellos que tengan que ver con los que conozcan a Hikaru; y así los que tengan que ver a los que conozcan a los que conocen a Hikaru...
- Vale, vale, pero... -interrumpió Aizu- Qué guerra tan estúpida. Primero, Hikaru no ha hecho nada malo; y segundo, ¿por qué van a morir personas que no tienen nada que ver?
- Aizu... Ninguna guerra tiene sentido. -suspiré- Hikaru, para comenzar, no ha hecho nada. Y los demás... Morirán porque es una guerra. Sencillamente, las guerras existen por la envidia, la codicia... Por la mente humana. -finalicé terminando el último trozo de queso-

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