¡Afílianos!

Enséñame a volar

sábado, 24 de abril de 2010

20. ~Capítulo 19: Falta de sentido~

Me desperté temprano, no podía conciliar el sueño y un profundo dolor apareció en mi espalda, seguramente el calmante que me proporcionó Ailyn ya habría dejado de surtir efecto.
Me levanté sin hacer ruido, pues no quería despertar a Hikaru. Me acerqué a la cama de Hikaru y lo tapé con la sábana que había tirado al suelo. Nunca había visto a nadie que se moviera tanto durmiendo, pero realmente Hikaru era monísimo durmiendo.
Cogí la bolsa que me había dado Susan el día anterior y saqué mi móvil de ella: las 5:32 A.M., algo temprano... Salí de la habitación con la bolsa sin hacer ruido y utilicé el móvil de linterna. Conseguí llegar, a duras penas, al baño. Allí cerré con cerrojo y me miré al espejo. Tenía ojeras y los labios resecos.
- Vaya careto... -suspiré mientras abría el grifo y me echaba agua en la cara- Hikaru tiene razón... -dije con un suspiro mientras cerraba el grifo- Ayer, inconscientemente, parecí insultar a Yuuto... -hice una mueca- ¡Seré estúpida! Ahora estará enfadado... Y con razón. -volví a suspirar desganada mientras me quitaba las botas-
Fui desvistiéndome poco a poco, pensando en todo y en nada. Abrí el grifo de la ducha y esperé hasta que el agua se calentara para meterme. Bajo el agua el tiempo parecía fluir a mi antojo, deteniéndose a mi parecer, aunque todo fuese únicamente una ilusión. Tras varios minutos bajo el agua, y tras enjabonarme cuidadosamente y aclararme, salí de la ducha. Me fui vistiendo lentamente, esperando que el Sol saliese pronto. Cuando salí del baño me percaté de que ya eran las 6:15 aproximadamente y fui a mi habitación, soltando el bolso allí. Hikaru, una vez más, estaba destapado, y volví a taparle. Me puse mi capa y comencé a buscar en mi bolso otra capa carmesí, la capa que tenía que darle a Ailyn.
Salí de nuevo en silencio de la habitación y me dirigí a la habitación de Ailyn, parándome en seco frente a la puerta. Dentro escuché el leve sonido de unos sollozos apagados y comencé a preocuparme por lo que occurriría. Entonces recordé el día anterior; en el que, aparentemente, Ailyn tuvo que matar a Reine, su supuesta hermana. Quizás esa fuese la razón de esa situación.
- ¿Ailyn, estás despierta? -susurré tras golpear suavemente la puerta-
- Sí, pasa Leocadia. -dijo de repente Ailyn, sin que se notara algo de tristeza en su voz-
Abrí con lentitud la puerta y encontré a Ailyn sentada en la cama, con un libro en sus piernas y una lámpara encendida.
- ¿Qué estabas leyendo? -pregunté interesada mientras me acercaba-
- "Tres secretos de nadie". Es un libro anónimo, un mito de la literatura clásica. -argumentó cerrándolo mientras se ponía en pie- Bueno, ¿querías algo? -preguntó sonriendo-
- Ah, sí... Quería darte esto, -dije extendiendo mi mano, mostrándole la capa rojiza- me la dio Susan para ti.
- Veo que tienes también una. -dijo con una gran sonrisa mientras cogía la capa- Es preciosa... -murmuró cerrando los ojos, poniéndosela en la mejilla, notando la suavidez de su tela- Además tiene que ser calentita...
- Sí, lo es. -afirmé agarrando la mía- No sé de qué material estará hecha pero... Te da mucho calor y puedes dormir perfectamente con solo taparte con ella. -sonreí-
- Gracias por traérmela. -me agradeció encendiendo la luz y apagando la lámpara- Bueno... Despierta a los demás por si se quieren duchar y eso, desayunaremos algo ligero y para las siete y cuarto o así marcharemos. -dijo de pronto mientras comenzaba a guardar el libro en una bolsa y comenzaba a cepillarse el pelo-
- Oye, por curiosidad... ¿Dónde está Luonessi? -pregunté avergonzada-
- Vaya, ya pensaba yo que era extraño que lo supiérais... -rió- Está muy lejos, al norte. Incluso pasaremos la región donde viven los de tu raza... -sonrió- Si quieres, cuando estemos allí podrías quedarte... Seguro que allí estarías mejor que en esta ciudad...
- No lo sé... -suspiré- Lo pensaré. -sonreí mientras me daba la vuelta para marcharme- ¿Y allí hace frío?
- No mucho más que aquí, aunque... Depende de la estación. -dijo pensativa- Ya lo comprobaremos, ¿no crees? -rió levemente-
- Sí... -reí- Y... ¿Por qué vamos allí? -seguí preguntando mientras giraba la cabeza-
- Preguntas demasiado... -suspiró- Aún no podrás entenderlo porque... Nos llevará tiempo que todos lo entendáis... Sencillamente, es Hikaru.
- Vale. -sonreí conforme mientras salía por la puerta hacia mi habitación-
- ¡Vamos Hikaru, arriba! -comencé a gritar mientras me tiraba en su cama, aplastándolo-
- ¡AAAH! -gritó el pobre de Hikaru al despertarse- ¡Déjame asesino! ¡Tengo que cumplir con el trato! -comenzó a gritar mientras pateaba todo, tirándome al suelo-
- ¿¡Qué dices!? -dije riendo a carcajadas-
Fue divertido despertar a Hikaru y le expliqué que debía ducharse, pues nos iríamos pronto. Cuando se fue para la ducha salí de mi habitación con la bolsa a hombros y fui a la habitación de Aizu y Yuuto, que tenía la puerta abierta de par en par. Entré y cuál fue mi sorpresa que encontrar solamente a Yuuto en una de las camas. Preocupada fui a la habitación de Ailyn, a preguntar por Aizu, pero la encontré hablando animadamente sobre libros con Ailyn. Suspiré aliviada y fui hacia donde dormía Yuuto de nuevo. Entré silenciosamente, encontrándomelo plácidamente dormido. Fue mucho más que divertido tirarme encima suya a lo bestia. Comenzó a gritar y creo que todos los huéspedes de la posada se despertarían. Yuuto comenzó a insultarme, pero al final ambos acabamos riendo. Le informé de los planes que teníamos para este día mientras se peinaba y se iba poniendo los zapatos.
- Oye, Yuuto; -dije de repente mirando al suelo- siento si ayer pensaste que... Bueno, ya sabes... Cuando te miraba en el restaurante... -comencé a tartamudear tontamente-
- No te preocupes, eso es agua pasada. -rió él mientras se ponía en pie- No importa que pensaras que era como los demás, ya te darás cuenta de tu error. -dijo con picardía-
- ¡Idiota! -dije mirándole- No es que pensara que eras como los demás... Simplemente... Bah, no lo recordarás. -reí tímidamente-
- ¿El qué? -preguntó curioso-
- Nada, nada. -dije mientras corría hacia la puerta, sujetando con firmeza mi bolso- ¡Vamos, que Hikaru ha terminado de ducharse! -grité desde el pasillo, mientras los demás huéspedes del hostal me mandaban a callar-
***

- ¿Estáis listos para irnos? -dijo Ailyn mientras se ponía en pie-
Todos asentimos y la imitamos, yendo hacia la puerta.
- El desayuno estaba buenísimo... -dijo de repente Hikaru-
Comenzamos a charlar de todo y de nada, una vez más. Ailyn observaba un mapa mientras caminábamos por el bosque, aún oscuro a la falta de luz solar. Amanecía lentamente, pero en el bosque parecía ser aún de noche.
- Ailyn, ¿has estado alguna vez en Luonessi? -preguntó Aizu mientras brincaba-
- Pues no, la verdad. -rió Ailyn- Y tampoco conozco a nadie que haya ido... -suspiró- Nos va a costar lo suyo llegar y manejarnos bien por allí... -rió una vez más-
- Pues yo sigo sin verle sentido el ir a un sitio que no conocemos por razones desconocidas. -dije mirando a Ailyn-
Ailyn se quedó mirándome durante unos segundos y terminó por suspirar.
- Vale, tenéis razón. Estáis viniendo conmigo sin saber a dónde vamos ni por qué razones... Es normal que queráis saber qué haremos allí y todo eso... -dijo resignada mientras miraba al mapa-
- ¿Y bien? -preguntó Hikaru mientras se acercaba a ella- ¿Podrías decirnos a qué vamos allí?
- Vamos a visitar a la princesa Mitsuko. -dijo mientras miraba a Hikaru con una sonrisa-
Todos nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos con la misma expresión de desconcierto los unos a los otros.
- ¿Y ella qué tiene que ver con todo esto? -preguntó Leocadia rompiendo el silencio-
- Ella, o más bien sus padres, tienen mucho que ver con todo lo que ocurre. -dijo señalando hacia un camino a la derecha- Vamos, es por aquí. -dijo ladeando a la derecha mientras todos la seguíamos.-
Fue un camino algo aburrido, nada interesante que hacer. De pronto llegamos a la entrada de una gran ciudad; a simple vista parecía incluso mayor que Hylie.
- Bien, vamos a visitar a un viejo amigo, chicos. -dijo Ailyn mientras se acercaba al muro de la ciudad-
Comenzó a escalar con agilidad el muro, saltando y trepando como si de un gato se tratase. Antes de que pudiéramos darnos cuenta estaba arriba, mirándonos con una mueca.
- Vamos, no perdamos el tiempo; ¡subid! -gritó desde arriba mientras se giraba y agachaba para observar la ciudad-
Extendí mis alas y agarré a Hikaru por la chaqueta; volé velozmente hacia arriba del muro y dejé allí a Hikaru, que parecía mareado. Aizu también voló hasta el muro sin problemas. Me disponía a bajar para ayudar a subir a Leocadia cuando la encontré trepando ágilmente, sin problemas. Llegó arriba y de un salto se puso en pie. Me quedé mirándola perplejo, pues había escalado el inmenso muro incluso más rápido que Ailyn.
- No me mires así por estar más en forma que tú. -bromeó Leocadia mientras me miraba por encima del hombro-
Todos nos agachamos imitando a Ailyn. Ella, por su parte, estaba mirando hacia abajo del muro, dentro de la ciudad. Abajo estaban cinco hombres armados, que parecían proteger la muralla de la ciudad.
- A la de tres saltamos, ¿vale? -ordenó de repente Ailyn mientras se incorporaba lentamente-
Sentí miedo de que al saltar me rompiera una pierna, o ambas. Estábamos a casi cincuenta metros del suelo; saltar desde esa altura era un suicidio. Sin embargo asentí, mirando con preocupación a Aizu, pues en realidad quién más me preocupaba era ella.
- ¡Vale! -dijo Aizu energéticamente mientras se preparaba para saltar-
Ailyn comenzó a contar, y a la de tres, saltamos. Fue increíble sentir la presión del viento, fue como si volaras sin alas; por una vez sentí realmente la fuerza de la gravedad y cuando vi el suelo a un escaso metro de mí cerré los ojos con fuerza.

***

- ¿Hikaru? -comencé a oír torpemente- ¿Estás despierto? -seguí oyendo con dificultad-
Entreabrí los ojos y vi el rostro de Leocadia cerca del mío, mirándome con preocupación.
- ¡Menos mal que has despertado! -rió ella despreocupadamente- Eras el último que quedaba inconsciente y comenzaba a pensar que no ibas a despertar...
Vi cómo Leocadia cogía algo de una mesa y me lo ponía en los labios. Agua. ¡Agua!
- Vaya, tenías sed, ¿eh? -dijo Leo sonriendo-
Comencé a beber ferozmente mientras mis sentidos iban poco a poco recuperándose.
- ¿Qué ha pasado? -pregunté confuso tras terminar de beber-
- Que sois idiotas. -rió Leocadia- ¿A quién se le ocurre saltar sin desplegar las alas? -continuó riendo-
Fruncí el ceño y observé la habitación. Sábanas blancas, techo blanco, paredes blancas, suero... Un hospital.
- ¿Dónde estoy? ¿Y los demás? -pregunté incorporándome con torpeza mientras notaba un fuerte dolor en una pierna y la espalda-
- Es el hospital de Meskai.-respondió Leocadia mientras me ayudaba a incorporarme- No te preocupes por los demás, están con Ailyn en la habitación de al lado. Tampoco desplegaron las alas, creyendo que eran dioses, y se estamparon contra el suelo. No era nuestro plan para entrar en la ciudad pero Ailyn puso una buena excusa y hemos entrado sin tener siquiera que identificarnos. -rió-
Me explicó que al saltar, tanto Yuuto, como Aizu y yo no habíamos desplegado nuestras alas para frenar el choque contra el suelo, y que por tanto, nos habíamos roto un par de costillas y huesos que apenas conocía. Sorprendentemente me contó que Ailyn había disminuido nuestras heridas, dijo que tras poner sus manos en nuestro pecho, piernas y demás, las roturas se habían compactado, curándose. Sin embargo el dolor persistiría un par de días.
- Cuando os caísteis de esa manera, los guardas que había por allí fueron en nuestra ayuda y Ailyn, estratégicamente, les contó que nos habían atacado y estabais malheridos. -continuó explicando mientras iba hacia la ventana y la abría- Si aguantáis el dolor para esta tarde podremos salir del hospital e ir a visitar a ese viejo amigo de Ailyn... Estoy intrigada, Ailyn es tan misteriosa que... -suspiró- Bueno, ¿cómo te encuentras?
- He estado mejor en otras ocasiones... -reí- Pero para esta tarde estaré muchísimo mejor y nos iremos, confía en mí. -dije mirando a Leo con una expresión de resignación-
Leocadia me dejó el almuerzo en la mesa que tenía al lado de la cama, ya llevaba bastante durmiendo. Se marchó despidiéndose con la mano y me dejó solo en la habitación. Comencé a pensar que era una estupidez ir hacia Luonessi sin saber qué ocurría y me levanté, aún dolorido.
- Espero que volváis pronto. -susurré mientras me ponía la chaqueta que estaba al borde de la cama y me llevaba a la boca el trozo de pan que tenía en la bandeja del almuerzo-
Abrí la ventana y comencé a bajar cuidadosamente, agarrándome a tubos, cables y todo a mi alcance, hasta descender completamente hasta el suelo. Aún tenía algo de dinero del que Ailyn me había dado por la mañana, por lo que podría parar de camino a almorzar o a descansar. El instituto aún no estaba demasiado lejos y tenía buena memoria. Para mañana estaría de nuevo en el instituto y... Aizu y Yuuto volverían al siguiente día, pues se darían cuenta de que seguir a Ailyn no nos llevaría a ninguna parte.
Comencé a caminar por las calles atestadas de gente, intentando salir de la ciudad.
- Hikaru. -oí tras de mí, y al girarme, no pude ver nada-

***

- Haberme dicho que volara, ¡idiota! -gritó Yuuto a Ailyn mientras miraba hacia otro lado- Si me dices que salte, ¡pues yo salto y ya está! -continuó diciendo enfadado-
- Vale, vale, quizás no me entendisteis; desde esa altura a las únicas que no nos pasaría nada sería a mí y a Leo, porque yo estoy entrenada y Leo pertenece a una raza trepadora y fuerte; pero vosotros tenéis alas, ¡era lógico que las hubieseis usado! -dijo Ailyn defendiéndose-
Entró Leocadia y comenzó a calmarlos, haciendo que ambos se disculpasen por pelearse. Nos contó que Hika había despertado y me levanté animada. Ya no me dolía nada.
- Aizu, deberías descansar. -me aconsejó Yuuto, pero no le hice caso-
- Quiero ir a ver cómo está Hikaru. ¡Seguro que un poco de compañía le vendría bien! -dije sonriendo mientras abría la puerta e iba a su habitación-

***

De pronto entró Aizu tan pálida como la nieve.
- Hikaru no está. -sentenció en el silencio-

No hay comentarios:

Publicar un comentario