¡Afílianos!

Enséñame a volar

sábado, 3 de abril de 2010

14. ~Capítulo 13: El nuevo comienzo~

Ya había llegado muy lejos, demasiado como para rendirme.
Di dos pasos atrás y salté lo más lejos que pude, consiguiendo agarrarme a duras penas al tejado de la casa que tenía en frente. Subí, esta vez más costosamente que las anteriores, y me senté apoyándome en la chimenea, de la cual salía humo y hacía el aire cálido pero apestoso.
- Ya solamente me queda pasar el la frontera al sur... Supongo que puedo llegar en unas horas o para mañana temprano... -susurré mientras agarraba mi cantimplora y bebía un pequeño trago de agua- Para mañana... No, tengo que llegar hoy... No me queda más comida ni agua como para otro día... ¡Tengo que llegar esta noche! -dije poniéndome en pie mientras miraba al cielo, ya oscuro-
Continué caminando por los tejados, saltando de vez en cuando algunos. A veces la gente, sobresaltada por el escándalo de mis andadas, se asomaban por las ventanas y llamaban a la policía, pero escapar para mí nunca fue difícil. Por fin llegué al exterior del pueblo; ante mí, el último tramo hasta mi objetivo: La frontera entre Kuorone, el pueblo en el que estaba, y Hylie, el país vecino al que me dirigía. La frontera, nada más y nada menos que una enorme cordillera con ríos, valles, montañas imposibles de escalar y muchísimos controles y aduanas. El último y más complicado obstáculo.
Con destreza, aunque con cansancio, conseguí atravesar los primeros 3 kilómetros sin mucha dificultad, pero cuando intentaba atravesar la quinta aduana que intentaba esquivar, un guardia me vio.
Corrí velozmente, atravesando los árboles de rama en rama, metiéndome en los charcos, ríos y en los obstáculos más complicados de atravesar para seres normales, pero éste los atravesaba sin problemas; buen entrenamiento, supongo.
- Vale, no me dejas otra opción. -susurré deteniéndome en seco ante él, haciendo que casi chocásemos.- Déjeme ir en paz. -dije en voz alta, firmemente, con la mirada clavada en sus ojos, mientras notaba mis pupilas se contraían y el iris se volvía gris, haciendo que mi cuerpo se preparase para quizás un ataque-
- ¡Manos arriba! ¡Donde pueda verlas! ¡No haga nada sospechoso o tendré que...!
- No se ha enterado, ¿verdad? -interrumpí con un tono más firme aún, dictatorial- Déjeme marchar, ya. -dije sin moverme mientras notaba cómo todos mis músculos se contraían-
- ¡He dicho que manos arriba! -volvió a gritar el hombre mientras sacaba una pistola y me apuntaba- ¡Manos arriba! -gritó de nuevo mientras pulsaba un botón de su cinturón- ¡Señor, una mujer sospechos ha entrado a la zona este del quinto control y no...
Sin que pudiera siquiera verme, ya estaba detrás de él y le tapé la boca mientras con mi otra mano bajaba su pistola con suavidad.
- He oído perfectamente lo que ha dicho, no hace falta que lo repita mil veces. -susurré en su oído mientras le olisqueaba el cuello- Por cierto, ¿a qué raza pertenece...? -seguí susurrando mientras él intentaba con fiereza apartarse de mí- Es... -suavemente clavé uno de mis colmillos en su cuello y olisqueé la diminuta gota de sangre que salía de ahí- ¿Humano? Bueno, no es que sea mi sangre favorita pero no me vendrá mal para reponer fuerzas... Me queda un largo camino por delante. -susurré mientras le miraba fijamente a los ojos, asustados, llorosos, desesperados-
Clavé los colmillos en su cuello con fiereza, la misma con la que él, inútilmente intentaba herirme, le tenía agarrado fuertemente de los brazos, y lo único que conseguía era herirse a sí mismo. Mis pupilas se ensancharon de repente mientras el iris se coloreaba rojizo, viéndolo todo con más detenimiento. Tras beber un poco de su sangre me aparté, notando cómo sus ataques habían ido reduciendo notablemente. Sus ojos, perdidos, intentando encontrar a la culpable de todo esto, se entrecerraron. Sus brazos, sin fuerzas, intentaban golpearme, pero se derrumbaron, al igual que sus piernas.
- ¿Sabes? Aparte de que no me gusta demasiado la sangre humana, me das lástima y... -saqué de su bolsillo una fotografía- No puedo quitarle la vida a alguien que apenas me ha causado problemas y tiene una familia con la que pasar la vida. -suspiré observando la fotografía donde aparecían una mujer embarazada, un hombre, seguramente él, y una niña pequeña- Espero que sepas agradecerme esto y dejes este estúpido trabajo. -sonreí guardando la fotografía de nuevo en su bolsillo- Ahora... Si vuelves a entrometerte en mi camino, no dudaré en borrarte del mapa. -dije en voz baja en su oído. Pulsé el botón de su cinturón y se oyó una voz firme llamando al hombre que acababa de agredir- Escuche atentamente, estoy en la zona este del quinto control, su compañero está gravemente herido, lleguen en menos de dos horas y llévenlo al hospital. Digan en el hospital que ha sufrido un ataque de un vampiro de clase 0A, que le administren un tranquilizante en menos de 24 horas tras el ataque. -dije con una voz grave mientras volvía a pulsar el botón- Has tenido suerte. Te ha tocado un vampiro sentimental. -sonreí mientras me quitaba mi chaqueta y sacaba de ella todos mis objetos personales y las cosas de valor. Guardé las cosas en mi bolsa y conté el dinero que me quedaba. 436 Lyras. Quizás me llegase para una chaqueta nueva.-
Cogí mi bolsa y me la puse al hombro. Comencé a caminar y escuché a mis espaldas un quejido.
- Gra... Gracias... -oí decir al hombre que acababa de agredir y salvar al mismo tiempo-
- Calla, o tendré que acabar contigo. -dije mientras seguía caminando sin girar la mirada. Tenía que mantener las apariencias, tenía que mostrarme fuerte. Todavía me seguían y no podía arriesgarme a que me pillasen con la guardia baja. Mis pupilas volvieron poco a poco a la normalidad, y el iris volvió a tornarse celestes con destellos púrpuras. Solo me quedaban 4 controles más, y esos sabía cómo esquivarlos fácilmente.
-Solo dos horas más... -susurré mientras me subía a un árbol y comenzaba a correr de árbol en árbol-

---

- Aizu... -susurró Yuuto mientras ambos se abrazaban-
Yo me quedé ahí observando a ambos, que se aferraban el uno al otro. Pasó un rato y Yuuto le comenzó a contar donde había estado y por qué no había vuelto antes, Aizu le golpeó en la cabeza en un par de ocasiones pero terminaron riendo juntos.
- Oye, Hika-chan, ¿y si vamos a la ciudad y cenamos en un restaurante en condiciones? -propuso Aizu con ánimo mientras se ponía en pie- No olvides que mañana es día libre y que llevamos ahorrando mucho tiempo para salir a comer fuera. -dijo con una sonrisa-
- ¡Tienes razón! -dije con ánimo mientras abría un cajón y sacaba el monedero de él- Tenemos... -susurré mientras contaba los billetes y monedas- 1399... Oye, falta una... -dije mirando a Aizu-
- ¡Ah! Es verdad, hoy compré un caramelo antes del partido... ¡Tenía tan buena pinta! -dijo riendo-
- Yo creo que tengo algo de dinero... -dijo Yuuto mientras sacaba de su bolsillo unos billetes y unas cuantas Lyras- Exacto, 635 Lyras. -dijo con una sonrisa burlona- Tenemos... 2034 Lyras.
- ¡Hala! ¡Ahora podemos ir a comer al restaurante del centro!
- ¿Del centro? -pregunté desconcertado- ¿Has ido a la ciudad alguna vez?
- Sí, muchas veces con mis amigas, ten en cuenta que el club de voleibol es famoso por los alrededores. -sonrió- Así que... ¡En marcha!
- Eh, espera. -la detuve con una mano rápidamente- Me tengo que duchar y Yuuto también debería ducharse... -dije poniéndole mala cara- Así que te esperas, guapa.
- Vaaaaale... Duchaos juntos y así tardamos menos.
- ¡Ni lo sueñes!
- ¡Ni lo sueñes! -dijimos ambos a la vez-
Reímos y me fui a la ducha. Tenía ganas de irme a comer fuera por lo que no tardé mucho, y Yuuto pudo ducharse rápido. A los 20 minutos ya estábamos todos en marcha hacia la ciudad. A pie podíamos tardar unos 15 minutos por el camino más corto, el único problema es que siempre estaba atestado de gente y era agobiante, pero no estaba mal para un paseo de noche.
- Bueno, ¿qué vais a pedir vosotros? -preguntó Aizu-
- Pues... No sé... Nunca he ido a comer a un restaurante... -respondí ruborizándome-
- Lo mismo digo -rió Yuuto- ¿Qué hay en la carta, señora Aizu?
- Idiota, no me llames señora, llámame señorita. -dijo bromeando- Pues... La última vez que fui nos invitó el comité deportivo... Pedí bolitas de pulpo, un plato extranjero que estaba riquísimo. También pedí tortilla de queso y salchichas... -Yuuto y yo nos miramos y nos echamos a reír-
- ¿Llegas a un restaurante y pides cosas tan simple? -dijo Yuuto a carcajadas-
- ¡Oye! ¡Tengo todo el derecho del mundo a elegir lo que me guste! -dijo ella ofendida-
- Perdona, perdona, pero ha sido tan chistoso... -dijo él riéndose aún-
- Idiota -dijo ella con una sonrisa burlona- Bueno, también hay bebidas tropicales y alcohol... Pero no bebáis alcohol que no quiero llevarme a dos borrachos yo sola hasta el instituto... -rió- También había muchos platos de pasta, y guisados típicos de Hylie y otros sitios. Bueno, allí veréis la carta, todo tiene que estar riquísimo... -susurró con destellos en la mirada-
- Y seguro que engorda mucho, porque con sólo mirarte... -bromeó Yuuto, haciendo que Aizu volviera a pegarle riendo-
Todo era demasiado divertido, demasiado bonito para ser verdad, sin embargo, lo era.
Aunque aún todo debía dar una vuelta inesperada... Todo iba a cambiar, y nadie lo esperaba.

2 comentarios:

  1. Qué genial todo *O* xD
    Yo quiero comer en ese restaurante *¬* xD
    Mi lado grdo ha salido xD
    Quién es la vampira?! D: Y por qué antes he leído algo de sueño y creía que iba a ser Aizu pero no, no ponía nada de sueño! D: Que loca estoy~ e3e
    Que... guay xD

    ResponderEliminar
  2. ... xDDD muchas gracias aly! >////< como te amo, hija *-* gracias por leerme y taaal >w< eres la cosa mas kawaii en toda la tierra (L) x3

    ResponderEliminar